El hecho de
evaluar las competencias supera los instrumentos que usamos en forma común,
como dice Tobón en su texto va más allá: considera el ritmo de aprendizaje de
los alumnos, investiga sobre sus estrategias de aprendizaje, toma en cuenta la
cultura de los jóvenes y, con base a esto, busca escenarios, ambientes y
actividades para que los alumnos se formen en competencias a partir de la
construcción de un proyecto ético de vida.
La evaluación de
competencias debe ser una experiencia significativa de aprendizaje y formación,
basada en la determinación de los logros y aspectos a mejorar en un individuo
respecto a una competencia. Esto debe incluir el análisis, comprensión y
resolución de problemas del contexto profesional, social, disciplinar e
investigativo, considerando el saber ser, saber conocer, saber hacer y saber
convivir.
Cuando se
concibe la evaluación de competencias como experiencia formativa y de
aprendizaje, pasa de ser una valoración de las competencias mismas. Consiste
principalmente en buscar que cada estudiante busque y perciba con claridad cómo
va en su formación profesional y como va como persona integra, y que partir de
esto se le apoye con sugerencias, apoyo, tutorías, consejos y espacios de
reflexión para ir avanzando cada vez más en la adquisición de sus competencias
básica, genéricas y específicas.
La evaluación de
competencias busca que sea una experiencia auténtica de aprendizaje y formación
integral. Tobón sugiere que tenga como mínimo las siguientes características:
Que exista la posibilidad que los estudiantes participen en la planeación de
sus procesos de evaluación con sus reflexiones y sugerencias al revisar los
criterios de su evaluación y sus evidencias. Analizar su pertinencia a los
procesos de la evaluación dar sugerencias de como mejorarlos. Solicitar que
ellos sugieran cómo llevar a cabo las evidencias de su aprendizaje y los
instrumentos para que la evaluación sea pertinente y significativa. Orientar a
los estudiantes para que reflexionen a partir de las experiencias de evaluación
realizadas, buscando que detecten áreas en las cuales debe mejorar y luego
buscar acciones efectivas para el cambio.
El fin de
esencial de la evaluación de las competencias es que aprendan a desempeñarse
con un compromiso ético ante los problemas del contexto actual y del futuro, en
un aprendizaje continuo que aseguren el emprendimiento y la empleabilidad. La
evaluación no tiene razón de ser si no contribuye a la mejora de lo evaluado.
Debemos
comprender que la evaluación de competencias implica un mayor esfuerzo,
dedicación y compromiso y juega un papel esencial en la formación de ciudadanos
que serán los futuros profesionales e investigadores.
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